FOTO: CEDAL Archivo
Hoy, 20 de abril, se cumplen 10 años del fallecimiento de Juan Carlos Carrasco y queremos recordarlo como la figura importante que fue y es para el Latino. Este número de la revista se lo dedicamos completamente a nuestro querido Carrasco.
Compartimos este anecdotario del cual participaron ex alumnos, padres de alumnos, docentes, funcionarios actuales, integrantes del Consejo Directivo y otros que ya no trabajan en el Latino pero que se sienten siempre ligados a nuestra comunidad.
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Lo que me quedó más marcado en mi memoria fueron los viajes que yo hacía desde Holanda, todos los veranos, para venir a verlo. El ya hacía unos cuantos años que vivía acá en el Uruguay y durante el año nos hablamos por teléfono y nos mandamos fax (porque en aquel entonces no teníamos estos medios de comunicación como ahora, estoy hablando fines de los años ochenta principio de los años noventa en adelante). Él me mandaba todos los veranos el pasaje para yo poder venir en enero a pasar el verano con él y para mí, poder volver a verlo era lo máximo. Me acuerdo que me iba a buscar en su fusca al aeropuerto con su perro Tabú. Era un perro callejero que él adoptó y siempre lo acompañaba a todos lados.
Desde el aeropuerto nos íbamos línea recta a Parque del Plata, a la casa que él tenía. Ni pisábamos la capital. Al llegar siempre me mostraba las cosas nuevas que le había hecho a la casa. Ahí era como el paraíso. Gran jardín alrededor dónde él pasaba horas disfrutando de sus plantas, árboles y parrillero. Me acuerdo que en el techo del parrillero había una enredadera que había crecido también por adentro dónde los picaflores habían hecho sus nidos y el siempre miraba como venían evolucionando los huevos y después los pichones. La estadía en parque del plata era especial. Disfrutando de una charla, un asadito, cortando el pasto, tenía una hamaca Paraguaya que la colgaba entre dos eucaliptos para yo poder disfrutar de una siesta al aire libre. Siempre caía gente de visita. Amigos, Ex alumnos del Latino, padres del Latino y a veces funcionarios también pasaban a saludar, y por lo general terminaba esa visita en un asado al cual papá agregaba una de sus botellas de vino Cava Privada.
Eran en esos momentos que yo me daba cuenta cuan querido era él y como disfrutaba él de esas visitas.
Después que nació su nieto Lucca, le compró una piscina estructural para verlo jugar en el agua ya que a papá no le gustaba la playa. Para él, la casa de parque del plata era un lugar donde podía disfrutar de la naturaleza y de los encuentros con amigos y con su familia. Papá le puso a la casa el nombre de Tabú en honor a su perro después de fallecido.
Esos veranos con mi padre en Parque son unos recuerdos muy queridos para mí, quizás porque eran en esos momentos que pasábamos más tiempo juntos y compartíamos cosas más íntimas que estando yo en Holanda y después que volví al Uruguay, por el trajín del año casi no nos veíamos. Pero en Parque volvíamos a ser padre e hija.
Gabriela Carrasco
Hija de Juan Carlos Carrasco
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TABÚ Y EL FUSCA
Cuando conocí a Carrasco, en los 90, manejaba un Fusca cuyo verdadero dueño era el Tabú, un perro sin raza que lo acompañaba siempre, a todas partes desde que volvió del exilio.
Subirse al Fusca implicaba, por un lado aceptar que Tabú te caminara por arriba,pasara de atrás para adelante o decidiera que quería sentarse en el lugar que vos ocupabas, por otra parte, al subirse al Fusca cruzabas los dedos, porque Carrasco no era precisamente el conductor más prudente (en su defensa, nunca un choque grande)
Siempre en el corazón, Carrasco y el Tabú.
Siempre me resultó fascinante escuchar las historias de Carrasco, sobre todo como, a lo largo de su vida se cruzó con personajes clave de su tiempo, a veces por pura casualidad, otras a través de su actividad política o profesional. Así por ejemplo, siendo niño escuchó a Felisberto Hernández tocar el piano en el cine de su barrio, como joven estudiante de medicina le tocó darle inyectables a un dolorido Joaquín Torres García, a quien había conocido en la casa del matrimonio de Alfredo y Esther de Cáceres. Más adelante se cruzó con Pablo Neruda en el aeropuerto Justo cuando volvía a Chile después de ser cónsul en Java se cruzó con el Che que acababa de visitar clandestinamente a sus padres
Mariana Tabasso
Madre de alumnas del Colegio y Encargada de la Biblioteca del Latino
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RECUERDO…
Recuerdo de Carrasco su temple y cálida firmeza. Recuerdo su atenta capacidad de escucha y observación que unida a su aguda inteligencia y sensibilidad, nos enseñaba nuevas perspectivas para transitar caminos.
Recuerdo su capacidad para estimular nuestra creatividad y desafiarnos a pensar con ideas propias. Recuerdo la actitud solidaria que siempre transmitían sus palabras y acciones.
Carrasco sembró enseñanzas que perduran y seguirán germinando.
Lala Brovetto
Ex Coordinadora del equipo de Psicólogos del Colegio
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Hace 10 años y un poco más le hicimos llegar a Carrasco un caballito realizado en metal por el artista Federico Michoelsson. 
Este caballo lo eligió la Profesora de Taller, Mariela Ordoqui. Buscábamos algo que representara alguno de los intereses. Mariela recordó que Carrasco tenía caballos dibujados a lápiz en su escritorio. La psicóloga Brovetto lo llevó hasta la portería del Edificio donde vivía Hacía tiempo no lo veíamos debido a su enfermedad.
Esa tarde sonó el teléfono en la Dirección del Preescolar. Era Juan Carlos Carrasco, quien entre emocionado y agradecido expresaba su alegría y lo que ese caballo le significaba. Realmente para nosotros fue muy importante encontrar algo que lo acercó a esta Casona, a la historia por él iniciada hace tantos años, que le aportó felicidad en esos últimos días de su vida. Así nos lo hizo saber.
Un tiempito después su hija Gabriela lo trajo al Preescolar pues pensaba que debía quedarse con nosotros y aquí está desde entonces, en la Dirección del Sector.
Martha Delgado
Directora de Preecolar
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Todos los que conocimos a Carrasco podemos contar mil anécdotas de su larga, fecunda vida; anécdotas vinculadas con su relación con el saber, con los vínculos, con su compromiso, su responsabilidad social, su solidaridad.
Hoy, después de diez años de sentida ausencia, elijo recordar momentos en los que se evidenció su particular relación con la naturaleza y con los animales. En esta relación mostraba un matiz diferente de lo que mostraba en otros escenarios.
Todos los que hemos estado en el Colegio desde fines de la década del ochenta, lo vimos alguna vez recorriendo el patio, contemplando amorosamente las plantas y los árboles que defendía calurosamente ante cualquier amenaza de tala por más necesaria que fuera.
Hemos conocido también su arraigo a la naturaleza, a sus leyes, a sus ciclos; la preocupación porque los programas curriculares no se ocupaban de su contemplación y estudio como él pensaba que debería hacerse: desde una mirada asentada en la ciencia sin dejar de lado el sentimiento; conocimos también la pasión con que defendía el hecho de que las tareas escolares debían abordarla en su realidad, algo parecido a lo que hoy en el Plan Roble, llamamos situaciones auténticas.
Hemos conocido su relación filial con los perros, especialmente con Tabú, cuya muerte accidental lo devastó. Muchas veces lo traía al patio del colegio, por las tardecitas cuando ya no había actividad, en una especie de reunión de afectos.
Podría contar muchas anécdotas, pero quiero recordar algunas, más que anécdotas pinceladas, de este vínculo entrañable.
En primer lugar, el roble. Todos los días se detenía un instante frente a él, en una actitud que semejaba una conversación. Recuerdo, en algunas noches de reunión del consejo directivo en tiempos muy difíciles para el colegio, su necesidad de acercarse a él y tocarlo… En esos momentos —contaba— le pedía ayuda o lo amenazaba con convertirlo en leña si no accedía a su pedido, dependiendo de la gravedad de la situación. Nunca supimos hasta dónde llegaba la metáfora.
El episodio del gorrión herido. Todas las mañanas entraba al colegio mirando los árboles, a veces sin ver a nadie. Una vez un gorrión recién nacido cayó desde uno de los árboles del patio. Carrasco lo vio y con la ayuda de Aníbal y Martha Lotito lo puso en una caja de zapatos rodeado de algodones; lo alimentó con mucho cuidado hasta que pudo volar y volver a los árboles, en uno de los cuales Aníbal lo colocó.
La recepción de las golondrinas. Todos los años, a fines de agosto, limpiaba los huecos de las tejas de su casa de Parque del Plata, para que las golondrinas que llegarían con la primavera pudieran hacer allí sus nidos. Con la misma auténtica inocencia esperaba en los veranos al colibrí, su colibrí amigo, el que lo visitaba en el parrillero. Nunca supimos cuántos fueron…
Gloria Machado
Integrante del Consejo Directivo
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Cuando comencé a trabajar en el Latino el año 1999, Carrasco era el Director General. Lo recuerdo caminando de forma pausada y tranquila por el patio del colegio, con las manos en los bolsillos. Se paraba, miraba los árboles, parecía que los estudiaba, miraba los chiquilines que corrían a su alrededor. Un hombre muy observador!!
También recuerdo de su trabajo con el colectivo docente, en este caso de Primaria, donde volcaba todos sus conocimientos y saberes en el trabajo con los alumnos. Cada tanto Carrasco participaba de reuniones de coordinación del sector en unas instancias que le llamábamos “estudios de casos”. Allí se analizaba y discutía sobre los diferentes niños del colegio que tenían necesidades educativas especiales. Era muy importante considerar que estos niños (como todos los niños) pertenecían a todos los docentes y por ello debíamos estar al tanto de las estrategias que se ponían en práctica para desarrollar al máximo su potencial. Eran reuniones muy enriquecedoras donde Carrasco brindaba de forma muy generosa sus conocimientos y saberes.
Ana Laura Fraga
Maestra Adscripta de Primaria
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OTRO PAÍS
Contaré la tarde en que Juan Carlos y yo intercambiamos algunas ideas, él me contó de cómo en el año 68 estuvo conversando con autoridades de la educación pública y le trasmitió algo de lo que podía abarcar la Escala Montevideo y su espacio de pintura sobre caballetes. Luego me dijo- al poco tiempo estábamos viendo la forma de implementarlo en las escuelas.
Yo no daba crédito a esa forma de funcionar, el mencionó la importancia, conversó acerca de la metodología ¿y al poco tiempo se pensaba cómo implementarla? Yo le dije: no conocí ese país, donde las cosas podían implementarse así. El me dijo «yo tampoco logro conocer a este país luego de mi des-exilio» . Luego nos quedamos lo dos en silencio pensando en cómo sería el país del otro.
Mariela Ordoqui
Tallerista de Preescolar
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No pude, lamentablemente, llegar a conocer a Carrasco. Me hubiese encantado sin duda alguna. Hubiese sido increíble poder compartir una buena charla con él. Sin embargo lo puedo conocer a través de su gran legado que son tod@s aquellos que trabajaron y compartieron con él que hacen que su gran obra continúe a pesar del viento que han tratado de doblegarlo, ahi sigue el roble fuerte y erguido.
Irene Varela
Coordinadora de Inglés del Colegio
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Las memorias que guardo de Carrasco, se parecen mucho a una colección de fotos. Un registro de momentos que de tanto en tanto y por pedido, como ahora, desempolvamos transformándolos en relatos para compartir. Quizá el que más atesoro es el de ese primer contacto, allá por el año 1992, cuando nos conocimos en su escritorio.
Sussy Santana había insistido mucho en ello, pues no habíamos tenido ninguna ocasión de encontrarnos, ya que cuando ingresé al Colegio, Carrasco estaba en Holanda, visitando a su hija Gabriela. Me recuerdo a la espera de lineamientos y sugerencias sobre mi tarea en el sector, y para mi sorpresa, Carrasco se limitó a preguntarme con mucha serenidad: ¿y tú qué has estado haciendo? Contame, ¿qué te parece que podés hacer vos en el preescolar? Como pude, traté de sobreponerme a la sorpresa. Tras algunos segundos de diálogo interno (Pero ¿cómo? ¿No me va a tirar ninguna línea?) , y venciendo mi natural timidez, pude contarle qué cosas había estado haciendo. Le conté que trataba de acercarme a niños y niñas para compartir diversos momentos de su jornada, de lo enriquecida que resultaba mi tarea tras la observación de sus juegos en el patio, o de momentos de juego con algún niño que lo requiriera.
Compartí con él, que siempre estaban los aportes de las maestras, con los que se podía armar hipótesis, conjeturas, imágenes provisionales de estos mundos infantiles y sus singularidades. A poco de comenzar mi relato, una nueva pregunta, tan amable como desestabilizadora, ¿y no los viste pintar en el taller? Tenés que ir al taller y verlos pintar. De cómo ellos pintan, podés extraer datos valiosos de cada niño y de su desarrollo…
Este es un recuerdo grato que tengo de Carrasco. De su aliento para que encontrara mis propias formas de hacer, con algunas pocas pero importantes indicaciones. De su confianza para que buscara y encontrara fundamentos conceptuales de ese hacer en el diálogo y no pocas veces disenso con otros, y por sobre todo, para que iniciara un camino de ida al taller de pintura junto a niños y niñas del que, al igual que ellos, no se sale igual a como se entra. Nunca. Lo mismo que del Latino.
Ps. Virginia Varela.
Ex funcionaria del Colegio
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Aportes de anécdotas del clan Prada
Carrasco si bien era una figura presente en la memoria de todos, tal vez por su timidez, tal vez por el lugar de autoridad en el que ponemos a un Director – Fundador, hacía que los grandes y chicos le guardáramos cierta distancia reverencial.
Esa distancia era meramente un ejercicio social porque el Latino entero siempre, y aún hoy está empapado de Carrasco. Pocas personas se manifiestan públicamente y se muestran al colectivo a través de una creación tan particular como lo es una institución.
Y el Latino es una creación a imagen y semejanza de Carrasco.
Para empezar, desde el plano formal, se trata de una Sociedad Civil, de forma que es una institución educativa privada sin dueños. Esa opción de formato institucional ya muestra el espíritu que le imprimieron de partida sus fundadores. Se trata de una institución y no una empresa educativa, y es una entidad de construcción colectiva.
Por otra parte, es una institución educativa muy peculiar en el sentido de que toma como eje la formación de hombres y mujeres libres, y con un compromiso hacia el cuidado de la salud psíquica. Y ahí está Carrasco nuevamente, que en ese terreno es un referente ya no del Latino sino de todo el Uruguay.
Creo que esto refleja lo que para mí es importante y por lo que estoy eternamente agradecido a Carrasco.
Gustavo Rodríguez
Padre de ex alumnas del Colegio y de una actual funcionaria
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Tuve la fortuna de atravesar mi etapa escolar en el Colegio Latinoamericano; una institución hermosa, siempre con las puertas abiertas para la creatividad y expresión libre.
En 2006, el Colegio cumplió 50 años de su fundación. Los alumnos de 2° año escolar tuvimos la oportunidad de componer, junto al tallerista de música (Darío Prieto), una canción para dedicarle al «Latino» en su cumple. En ese CD que encontré en estos días están grabadas dos canciones (una por cada grupo de 2°) compuestas y cantadas por nosotros mismos.
Comparto con ustedes un pequeño fragmento de la letra, que a mí hasta el día de hoy me pone la piel de gallina.
«Estamos llegando a fin de año
Y las clases se están terminando
Segundo año pasó volando.
El Latino cumple un montón de años
Y los profesores se van cambiando
Algunos ya se van jubilando
Y otros nuevos van ingresando
Feliz cumpleaños viejo Latino
Cada vez estás más divino
Feliz cumpleaños viejo Latino
Cada vez estás más divino.»
Tener la oportunidad de escuchar y revivir esta experiencia que ocurrió hace unos 14 años, me hizo y hace valorar la importancia de que existan estas instancias en las instituciones educativas; que se dediquen recursos (materiales, tiempo y docentes) para habilitar la creación y producción de los niños.
Magdalena Rodríguez
Maestra de Inglés de Preescolar y ex alumna del Colegio
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00.- 1er INSTITUTO LATINOAMERICANO DE EDUCACION PRE-ESCOLAR. Montevideo – Uruguay
– Prof. C. CARRASCO Y
– Prof. MAURICIO FERNANDEZ
Tuve el privilegio de pertenecer al grupo inicial de alumnos con los que comenzó a funcionar oficialmente como tal, el:
1er. Instituto Latinoamericano de Educación Preescolar.
Mis padres, arquitecto, también docente, y mi madre amante de las artes, tocaba piano y adoraba la buena música, conociendo ya de larga data al Prof. Carrasco, y muy motivados ambos por lo avanzado e innovador de su proyecto, decidieron mi inscripción al momento que sólo faltaba 1 niño para completar el grupo mínimo de 6 alumnos para el inicio oficial 1957. Asi siempre me lo dijeron.
“Casualmente” sin saberlo, tuve además de esa dicha, que fuera el 6 mi número favorito, sin recordar aún desde cuando.
Los Profesores Juan Carlos Carrasco y Mauricio Fernandez, dejaron indeleble huella para muchos de nosotros por el resto de nuestras vidas, que guardo con gran afecto y gratitud.
Muy adelantados a ésa época, fueron figuras de importancia angular en mi incipiente infancia.
En virtud de la nitidez de las imágenes y la calidez de los recuerdos que atesoro, me permito asegurar que tuvieron que ser con absoluta certeza, extraordinarias vivencias, y las experiencias por demás mutritivas y motivantes, para que un niño como yo de 5 años de edad, las grabara tan fielmente; algo que según entiendo, sólo ocurre cuando nuestro cerebro los registra en memoria proteica, por su trascendencia.
Recuerdo claramente la hermosa casa que fungió de primera sede, su salón de planta baja, donde un mueble con tapa ocultaba un tocadiscos ( famoso más tarde), que acompañaba nuestro primer contacto con la buena música, Pedro y El Lobo, con imágenes en libros de cuento y canciones infantiles, fuera de nuestros hogares. Escalera en curva al 2do piso a las clases de inglés. El jardín posterior con pequeño estanque, peces y tortuga incluida.
Manualidades con plasticina, dibujo a Crayola y pinturas a témpera. ( conservo una que pinté de una locomotora verde, que el Prof. Carrasco le entregó a mi padre).
También la “complicidad”, con que ocultó durante años a mi padre, (como seguro a muchos otros), una de las tantas arteras anécdotas, de innombrables ocurrencias infantiles para evitar a “sus” niños, un castigo inoportuno o desproporcionado de sus padres que generara un afecto nocivo a su entender.
Por 1967, un año que vivimos en Uruguay Carrasco le dijo a mi padre:
“Basil, ya pasaron muchos años y puedo contarte un secreto de tu hijo, que guardé desde 1957. “
“Preferí demorar el momento de contarte, para que pudiéramos reírnos en grande, en vez de avergonzarte y que te vieras en la necesidad de castigarlo. “
“Todavía pienso cuál sería la motivación de la ocurrencia de tu hijo y otros 2, unos pocas días después del comienzo del preescolar… ORINARSE DENTRO DEL TOCADISCOS!!! Era un mueble de cajón con 4 patas altas y una tapa superior con bisagras que pivotaba hacia atrás pero a la altura de un mesón de cocina, para ser usado de pie. Tuvieron que abrir la tapa del tocadiscos y mantenerla para orinar dentro.”
“Lo vieron bajándose de un taburete con la ayuda de los otros 2. En ese momento nadie imaginó la ocurrencia, sólo en la curiosidad por ver el aparato. Mientras funcionó, por un par de días; después ya se descubrió la causa. “
Obviamente mi padre se quería morir de la vergüenza, propuso una compensación de daños que Carrasco no le aceptó. Pero ya habían pasado 10 años, y el momento del castigo. Ese era Carrasco.
Es para mí realmente bochornoso, revelar semejante atrocidad, pero debo asumirlo como castigo, siendo mi responsabilidad la de hacer honor a quien lo merece:
Su habitual afabilidad para con los niños, y su especial sensibilidad, eran reflejo fiel de su extraordinaria calidad humana.
En 1958: primaria aún no estaba implementada y tuvimos que asistir a otras instituciones.
1958 al 1962 5° en Esc. Evaristo Ciganda.
1862 al 1964 5° Tucumán Argentina por trabajo de mi padre.
1965, volví a ingresar a 6to año del a la nueva sede del Colegio Latinoamericana, en Echeverria.
1966 nos fuimos a Maracaibo-Venezuela
1976 me vine solo a Caracas-Venezuela
Hasta hoy sigo acá.
Me gustaría saber que fue de algunos de mis compañeros del 1965 como:
– Andrea Kramer,
– Neusa Goulart,
– Miguel Diab,
– Yates
– Sergio De la Peña
Agradeceré mucho tener noticias.
Nunca olvidé otro de los chistes del Prof. Mauricio, y el Prof. Carrasco: venian juntos caminando hacia el colegio y al vernos de frente en la esquina de Bvd Artigas y Echeverria a 3 de nosotros y comenta:
“Mirá qué 3 juntos!!!!
“Si “ le contesta, el Prof. Carrasco…
– El Apetito,
– El Hambre y
– Las Ganas de Comer!!!”
En ese momento lo tomamos como un chiste, y claro que lo fue. Pero recién en 1967, 2 años después, adquirió su real fundamento y mordaz significado.
Disculpen lo extenso. Son entrañables recuerdos para compartir sólo con quienes conocimos, apreciamos y admiramos a nuestros queridos profesores Carrasco y Fernandez.
Muchas gracias,
Sergio Luis Basil Casas
sergio.basil@gmail.com
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